No contamos nada nuevo al defender que un ambiente laboral diverso amplía la visión de todos, estimula la participación del empleado, y es considerado hoy día como una importante ventaja competitiva, a la que Millenials y generación Z son especialmente sensibles. Es ni más ni menos que un reflejo de la sociedad actual, motivo por el que la normalización del concepto de Inclusión se está convirtiendo en una prioridad para las áreas de Talento de las organizaciones. Para entender bien la importancia del cambio que supone trabajar en un entorno inclusivo, es importante entender bien los siguientes conceptos clave:
1.- DIVERSIDAD E INCLUSION: son conceptos complementarios. Uno no pervive sin el otro. La consultora de Diversidad y actual VP Inclusion Strategy de Netflix, Verna Myers , lo define de manera muy gráfica: “Diversidad es que te inviten a una fiesta. Inclusión es que te saquen a bailar“. Diversidad es el primer paso, poder estar ahí; pero no basta. La diversidad, en sí misma, no tiene valor. El valor añadido de la diversidad lo aporta la inclusión, porque implica, además, que cuenten contigo. Inclusión significa que tu participación no constituya un desafío a los prejuicios de tus compañeros, sino la tónica en la que tu trabajo se desarrolla. La Inclusión por lo tanto consiste en pertenecer al grupo, y sentirse único: aportar desde la diferencia personal. La Inclusión es el paso hacia adelante de la Diversidad.
2.- ASIMILACIÓN: una falacia es una mentira con apariencia de verdad. La asimilación es la falacia en el entorno de la inclusión. Las personas que se “asimilan” a un entorno profesional digamos “uniforme” soslayan sus diferencias para integrarse más fácilmente. Un ejemplo sería la famosa política “Don´t ask, don´t Tell” que durante años permitió la presencia de efectivos gays en el ejército de los Estados Unidos. Puedes entrar en nuestro club, siempre y cuando no des la nota. Lo contrario de la Inclusión que como hemos dicho, fomenta la diferencia.
3.- IGUALDAD Y EQUIDAD: el concepto de igualdad reconoce la equiparación de todos los empleados en derechos y obligaciones: implica brindar un trato idéntico a todas las personas. Pero, ¿de verdad todos tenemos las mismas necesidades? ¿pagamos todos la misma cuantía de IRPF? ¿sería justo que lo hiciésemos? La igualdad puede ser a veces injusta, ¿verdad? La Equidad viene a mejorar el concepto, como la inclusión a la diversidad. Se basa por supuesto en el principio ético irrenunciable de igualdad, pero teniendo en cuenta las diferencias y circunstancias individuales de cada uno. La equidad avanza hacia una sociedad cada vez más justa, que contempla las posibilidades de cada persona y le ofrece oportunidades de desarrollo según sus necesidades específicas.
4.- SESGOS: Los sesgos cognitivos funcionan como filtros, a través de los cuales percibimos la realidad que nos rodea. Proceden de nuestra educación, entorno social, historia personal: son, en definitiva, los prejuicios de toda la vida. Y estos son particularmente relevantes cuando estamos hablando de escuchar, de dar oportunidades y de contar con personas diferentes a nosotros en el entorno laboral. Existe una interesantísima clasificación de cuáles son los sesgos más habituales que en definitiva marcan nuestras decisiones, de la que hablaremos en otro artículo, y, no, nadie se salva. Todos tenemos nuestros pequeños sesgos que nos impiden en definitiva ser más inclusivos.
5.- MICROMACHISMO: Según el reputado psicólogo Luis Bonino Méndez, los micromachismos comprenden un amplio catálogo de gestos, frases hechas, maniobras interpersonales y conductas normalizadas que estarían en la base de otras formas de la violencia de género, violencia machista o discriminación por género. Se denomina también “violencia blanda”, ya que están dirigidos a mantener el dominio y la superioridad del hombre sobre la mujer, recuperar dicho dominio, o resistirse a las conquistas alcanzadas en materia de igualdad de género. El concepto también tiene sus detractores, que hablan de victimismo e incluso de androfobia. Es un melón jugoso pero amargo que merece también un estudio sereno y calmado.
En definitiva, un entorno inclusivo plenamente desarrollado aporta a cada empleado la oportunidad de dar lo mejor de sí mismo, lo que impacta directamente en el compromiso, la innovación y en la orientación a resultados del equipo.