Nuestra experiencia como headhunters nos ha expuesto de manera especialmente privilegiada al reto de la gestión Transgeneracional. Es importante destacar que, pese a que algunas de las 10 posiciones más demandadas en los ejercicios 2017 y 2018 no existían sólo 10 años antes, más de un 20% de los perfiles que hemos ayudado a integrar en el mismo período pertenecen aún a la generación del Boom de la natalidad, aquellos nacidos aproximadamente entre 1945 y 1964.

Una parte importante de dicha generación ni piensa ni desea retirarse aún, y de hecho se encuentra en el que quizás sea su mejor momento de aportación de valor, ese en el cual la madurez y la experiencia aportan serenidad y visión estratégica. A la hora de definir los rasgos diferenciales, que aportan especial valor añadido de los seniors hoy en día, ponemos de relieve los siguientes:

    1. Compromiso: su nivel de compromiso con la organización es el más alto de todas las generaciones analizadas (BB-X-Y-Z). Llevan como nadie los colores del equipo, y adecuadamente motivados, son unos excelentes transmisores de valores corporativos. Por nuestra experiencia, las iniciativas de Reverse Mentoring, en la que se cruzan generaciones Y y Z con sus colegas más seniors de la BB, encuentran en esta última generación sus más activos facilitadores. 
    2. Adaptación al cambio: pues si! No es la generación más renuente al cambio, a pesar de que su edad y madurez pudieran hacer pensar lo contrario. Paradójicamente, se adaptan con mayor facilidad al cambio digital y tecnológico que la generación X, por ejemplo. Este hecho tiene una explicación simple: es una generación cuyos integrantes de más edad empezaron su recorrido profesional antes de las sucesivas revoluciones tecnológicas de los últimos 20 años. Su proceso de transformación ha sido comparativamente mucho más radical que el sufrido por las generaciones posteriores. Han tenido que adaptarse al desarrollo informático, de comunicaciones (telefonía móvil), aparición del correo electrónico, la transformación digital… Por este motivo, el Baby Boomer “digitalizado” puede llegar a ser en muchos casos, mucho mejor agente de cambio y de transformación que sus colegas más junior.
    3. Orientación a personas: en este caso, la antigüedad sí es una ventaja comparativa. La generación Baby Boomer ha crecido a la sombra de una post guerra, educada y orientada al sacrificio y el esfuerzo, y a valores tradicionales como la familia, el trabajo en equipo y el compañerismo. La empatía por otro lado, se desarrolla habitualmente más con la madurez que aportan los años, motivo por el que dentro de las organizaciones, nos encontramos con la paradoja de que los grupos de edad más orientados a personas, por razones muy diferentes son precisamente, además de la generación Y, la propia generación BB.